16 Feb San Valentin, el santo de la discordia
San Valentín, ese santo que, a día de hoy podría protagonizar un Celebrity Death Match. O el Santo de los creativos de la Coca Cola, porque hay para todos. (Hay que ver lo que me acuerdo de ese anuncio, pero es que era bueno, bueno). El caso, que me voy por los Cerros de Úbeda, como siempre. San Valentin genera más polémica siempre que los Goya o la Semana Santa.
Te quiero San Valentín, te odio San Valentín
Tiene apoyos y detractores en todos los bandos: que si comercial, que si lo inventó El Corte Inglés. Para los opuestos, los que quieren mostrar su amor a los cuatro vientos, o likes (ya saben, pulgares arriba y suscríbanse). Sin olvidarnos de aquellos que han visto una oportunidad dorada, o roja, para hacer negocios, como los que ya venden rosas hasta en el pasillo del instituto («se admiten pedidos por Whatsapp»). Lejos quedan ya esas notitas dobladas con pulso tembloroso en la cajonera del primer amor colegial. O esas declaraciones en el momento menos oportuno del patio.
Podría ser un poco cara y cruz. Solteros contra casados. Detallistas y desastres. Hay para todos, como decía al principio. Eso sí, con la proliferación de las Redes Sociales mis favoritos son los detractores. Los que defienden a bombo y platillo cuánto se quieren a ellos mismos y cuanto pasan de regalar nada a sus parejas porque lo diga el calendario. Aprovechando el anonimato de Internet, diré secretamente que tampoco me veo yo regalando peluchitos con corazones. O lo mismo sí, pero no lo publico. Soy todo un troll del amor romántico, lo sé.
Dame likes y dime te quiero
Recuerdo que cuando nos dio clases Patrícia Ramírez nos explicó la diferencia entre los celos y la envidia, los primeros son los que hacen que quisieras ese juguete que le acaban de regalar a tu hermano porque lo mola todo… y la segunda… ¡Ay maldita! Esa es la que hace que quisieras que tu hermano se rompiese una pierna para quedarte con el condenado juguete. Vamos, que la envidia sana es un mito como la Caverna. Pues con San Valentín y las Redes Sociales te pasa algo parecido cuando ves todas esas maravillosas demostraciones de amor.
Qué se puede esperar de un Santo, que hizo el milagro de devolver la vista a la chica de la que se enamoró para vengarse de su «suegro». Ella recuperó la vista justo a tiempo de ver cómo llevaban a Valentín a degollar o, por obra de su padre. La envidia sana no existe y el amigo Valentín gastaba un poco de mala leche, encima, para conmemorar el momento, le manda una tarjetita firmada por «tu Valentín«. Igual es un poco exagerado, pero tampoco se ponen de acuerdo la versión de la Iglesia y la Antigua Roma. Además, esta es mucho más adecuada para nuestros días.
San valentín, también conocido como San Corte Inglés
Es curioso cuántas veces hemos oído, entre los detractores que se trata de una fiesta comercial, capitalista, inventada por un pobre vendedor de camisas gallego. Y podría serlo. Pero sí que ha llegado lejos este pobre hombre, para haber logrado que hasta en China se manden tarjetitas y bombones… Cierto es que si nos ponemos a pensar fríamente en el calendario comercial, encaja. Entre la campaña de Navidad, las Rebajas de Invierno, hasta verano quedaba mucho, así que nos sacamos de la manga las ocasiones: San Valentín, el Día del Padre y el Día de la Madre. Como también es cierto que lo que realmente ocurre es que hemos adoptado la horrible costumbre de consumir cosas en las fechas señaladas.
Sin embargo, quisiera romper una lanza en favor de mis queridos amigos los publicitarios. Porque me parece harto complicado una campaña para un día tan manido como San Valentín. Donde los públicos objetivos parecen obvios y quedan pocas ruedas por inventar. Lo mismo, aprovecho con antelación para lanzar una campaña y que se libere al mundo de los corazoncitos rojos. #FreeValentin.
Mi reino por un corazón
Mis dos favoritos en publicidad siempre son Coca Cola y Cola Cao, el primero con un producto muy dado a consumir mezclado con amor, hace que su producto sea ideal para estas campañas. El otro, porque siempre hay un momento para hacerse un Cola Cao y bebérselo. Ah, no, siempre no, porque sigo sin tener una Bati Cao, así que mejor me voy a hacer un té mientras sigo escribiendo.
Esta vez, me voy a poner el gorro de creativo español. Aunque no fue una campaña para San Valentín, reconozco haber usado su copy (como una coletilla cualquiera), en más de una ocasión. Y es que marcó un antes y un después. En una época en la que los más avanzados mandaban SMS, el común de los corrientes usábamos aún las denostaas cabinas de teléfono, y ahí estaba la niña. Tal vez porque en algún punto, todos hemos sido la niña. La niña que…
San Valentín o cuando te lo juegas todo a una carta
Está claro que para el 14 de febrero proliferan los tiernos corazoncitos, y si les añades un cachorrito, triunfas. Resuenan las campañas que van a lo seguro, a triunfar en la cita. Grandes esos valientes que felicitaron el día del niño el 14 de Noviembre. Por supuesto, los transgresores, los de las ideas brillantes son uno entre un millón. Y mi más sincero aplauso para ese ejecutivo de cuentas que se plantó delante del cliente para decirle que su campaña de San Valentín (hay que tener en cuenta que es uno de los días principales para el producto de marras), se alarga hasta Noviembre. Olé.
Terminaré esta entrada con mi ovación más absoluta para este San Valentín, por haberse colado en más de un corazón. Porque no hay amor más puro. Porque después de este anuncio ya no hay más que decir. Por esta campaña que, con un par de corazones, el día de San Valentín aprovechó ese mil veces utilizado corazón para hablar de mucho más que de bombones.
¿Qué regalo de San Valentín te ha dado más vergüenza ajena? Por cierto, si tienes una Bati Cao, escríbeme, tenemos mucho de qué hablar.
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