Marketing promocional, mi reino por un regalo

Marketing promocional, mi reino por un regalo

Por un descuento más de uno vendería a su abuela, incluso a su madre por ese cromo que no sale ni a tiros. Así es el Marketing Promocional, el demonio del súper.

Ahora que ya se han pasado las navidades y la vorágine de los regalos y los anuncios que buscan sacar la lágrima fácil, voy a recuperar mi Bati Cao. No es que la haya encontrado por fin, si no que voy a ir a ese mercado tan curioso que son los niños. Los niños: bajitos, inquietos, curiosos; son el mejor ejemplo del amor-odio para un creativo.

Con los niños además está el pequeño problema de que posiblemente sean más creativos que el propio publicitario. No nos engañemos, porque mientras los adultos ven una mano moviéndose por el anuncio y una voz que no pega, el niño está emocionadísimo porque se está imaginando otra historia que no tiene nada que ver. Da igual si el juguete cuesta más de 50€, si lleva 20 pilas de las gordas que valen un pastón, o si todo lo que hay en pantalla es ficción. Él lo quiere, y punto.

Marketing Promocional en el Supermercado

Y aquí volvemos a mi más tierna infancia, antes de llegar a los anuncios navideños y las cartas de los Reyes, vayamos a algo mucho más mundano como la compra semanal. En mi casa, como muchas otras, era mi padre el que iba al supermercado (por ser el único que conducía, y el que tenía paciencia para tragarse las horas de cola en caja). Y mi madre y yo las que hacíamos la lista de cómo encontrar el Arca Perdida (también conocida como lista de la compra). El buen hombre, tras descifrar los primeros jeroglíficos en forma de caligrafía femenina, tenía que descubrir qué era lo que en realidad le estábamos pidiendo.

marketing promocional lista de la compra

Y ahí estaba la pequeña criatura del marketing en acción. Como tantos niños gustaba de desayunar cereales. Pero, por supuesto, no iba a pedir los cereales por nombre. En el mejor de los casos se los pedía por el animal de la caja (los del tigre, los del mono y los de la rana siempre en el podio), sin embargo, el galimatías venía cuando sabía que tenían un regalinchi incluido. Ahí se armaba el Belén. Y no por la Bati Cao, no, esto podía ser mucho peor porque nuestros códigos eran diametralmente opuestos. Mientras yo veía un platillo volante con luces chachiguay, mi pobre padre veía un disco de plástico blanco con pegatinas de colorines, y claro, frecuentemente se equivocaba de caja.

Eso sí, no vamos a engañarnos, que mi sufrido padre no hacía la compra amenazado de muerte. Él prefería ir solo, ya no porque yo pudiese llenarle el carro de caprichos, si no porque además así podía dedicarse a sus dos placeres secretos. El primero, el de coincidir con todas las degustaciones posibles, por lo que se podría decir que llegaba a casa merendado. Pero, por si fuera poco, como buen goloso que era, y tan inocente como un niño, siempre se compraba unas galletas (de chocolate), o una tableta (sí, de chocolate también) y en los escasos 10 minutos de casa al súper se había terminado. Con lo que no contaba era con que yo miraba siempre el ticket en busca de tesoros, y mi primera caza siempre era la de pillar lo que se compraba a escondidas, por si me podía compinchar con él y llevarme unas onzas de premio por mi silencio.

marketing promocional el padrino

Papá, ese chocolate tiene una pinta estupenda, sería una pena que tuviera que decirle a mamá porqué no cenas pescado…

Los huevos, un oscuro objeto de deseo

Y es que los niños son perfectos para el Marketing Promocional, a los niños no les importa si el precio percibido del regalo es superior o no al del producto que están comprando. Ellos quieren el regalo y punto. Si la caja de cereales son 4€ y el platillo en cuestión 20 céntimos, da igual, ellos no piensan en el precio de ninguno de los dos. Con las cosas de los mayores ya cambia, y suele ser mejor optar por dar un poco más de producto. Así que el mercado infantil está lleno de personajes de la tele y de merchan destinado al fondo del cubo de la basura tras 20 minutos. Porque además, si se rompe, no pasa nada, la semana que viene compras otra caja de galletas y ahí está tu flamante juguete nuevecito, llamándote.

marketing promocional mis figuritas

Creo que no solo me marcó el anuncio del Pronto para convertirme en publicitaria, porque solo mirando mi mesa a día de hoy, aún me encuentro con grandes tesoros de aquella época: ranitas de los huevos Kinder, figuritas de los roscones e incluso mi porta lápices es una lata de Nesquick (lo reconozco, tras no lograr mi BatiCao, fui infiel a Nutrexpa y abandoné los grumitos del Cola Cao por las latas de Nesquick, es que son perfectas para los bolis).

marketing promocional nesquick

Mucho se habla estos días de la tasa rosa, o lo que es lo mismo, el sobrecoste añadido a los productos que se entienden como «femeninos». Pero nos olvidamos, hasta que somos padres, de la tasa «niño». Más allá de que el vasito de la crema de cacao para untar venga decorado por Agatha Ruíz de la Prada o por un Minion (dependiendo de si queremos aumentar la cuota de mercado en una franja de edad o en otra).

Mi parte preferida del lineal la tienen las galletas, los cereales, y todos aquellos productos que pueden ser consumidos por pequeños y mayores, pero es que esos malvados creativos tienen a bien siempre decorarlos con personajes de dibus e incluir cosas tan nimias como cromos dentro. ¿Nimias? ¡Y un jamón! Las colecciones de cromos de los productos son el demonio, porque no hay nada más frustrante que no poder acabar una colección por dos o tres cromos, eso queda fatal. Te conviertes en el looser de clase sí o sí, casi tan malo como estar en la primera fila, frente a la mesa del profesor. Y eso las marcas lo saben bien, tanto que Panini hace ya tiempo que vende los álbumes con un montón de sobres en el mismo pack. Si quieres aumentar las ventas de tu producto, amigo fabricante, incluye una colección de cromos.

marketing promocional cromos

El deseo, el trueque, las horas haciendo listas de sile y nole son mucho mejor que el sabor de lo que estés vendiendo. Es más, posiblemente se acumulen cajas en la despensa hasta que salga el cromo de Voldemort, o de Neymar vestido del Barça cuando acababa de fichar por el PSG. Pese a que rápidamente se han hecho reediciones ante estas erratas, suelen gozar de un gran atractivo para los especuladores y revendedores.

Un regalo cutre es una venta perdida para siempre

Claro que conviene aclarar un pequeño matiz: los niños, son niños, pero no tontos. Porque muchos creativos se pasan de listos y patinan. Y no hay nada peor que desilusionar a un niño. Peor que la Santa Inquisición, ya os lo digo yo. Aún recuerdo tristemente que una marca de chocolates regalaba unos moldes super chulos y archigeniales para hacer bombones, así que ahí estábamos en la cocina afanados mi padre y yo, comiendo chocolate a escondidas y montando los bombones. Pero llegó la debacle, y en vez de bombones eso parecía el taller de Frankenstein, no volví a querer comer ese chocolate, me daba igual si tenía un gran vaso de leche en cada tableta. Nunca Mais. Hacerle eso a un niño es peor que comprar juguetes de imitación en el Chino de confianza.

marketing promocional fail

En fin, lo único que me queda claro después de todo esto, es que no hay nada que mole más que el hecho de que te regalen cosas. Ya sea un típico tres por dos, que cada dos por tres vamos a elegir la opción que nos dé algo más por lo que estamos pagando. El consumidor tiene siempre la razón, y mucho más si es un niño. Nunca pierdas la inocencia de esperar la figurita de turno en el huevo Kinder, y no te desesperes si te sale uno de esos juguetes que no se pueden ni encajar, ni poner las pegatinas.

¿Cuál es tu fetiche preferido del merchan de Marketing Promocional? Si tienes una Bati Cao, escríbeme, tenemos mucho de qué hablar.

Si te ha gustado esta entrada, no te puedes perder: las canciones de los anuncios, las canciones de mis veranos.

 

3 Comments
  • Pingback:¿Cómo nace la Creatividad? Analizando los años 80 y 90
    Posted at 12:32h, 23 enero

    […] de esos elementos de marketing promocional que debería estudiarse en todas las universidades y carreras relacionadas con la creatividad. […]

  • María Rivero Sánchez
    Posted at 00:18h, 25 enero

    Ains que me has hecho pensar en mi Clarabella… ¡Pobre destino el de esa vaquita! Tendría dos o tres años, uno de mis primeros recuerdos, y mi primera dosis de realidad: entró en un bote de cacao y, desde el primer segundo mi madre le cogió ojeriza por sus reducidas dimensiones entrando en paranoia con que me la iba a comer, no sé… Era una niña, pero ya sabía el valor de un regalo gratis, aunque me pudo la ilusión y no se me ocurrió otra cosa que ponerme a jugar con ella saltando y volando por la taza del cacao en cuestión… Y fin de la historia. Clarabella desapareció de mi vida para siempre, ella, tan coqueta, terminó en el cubo de la basura. Creo que ese día una parte de mi infancia se fue al mismo lugar donde acabó el juguete…

    ¡Genial el post! En mi opinión, cualquier coleccionable con los personajes de moda del momento es un acierto para aumentar ventas, sobre todo, los cromos, que son baratos, y las imágenes no tienen que tener calidad, lo que falte en resolución, los niños lo completan con imaginación.

    Saludos!

    • La Becaria
      Posted at 19:16h, 25 enero

      Como te comenté por Twitter, qué pena no tener a Clarabella por aquí. Esos tesoros de antaño son mi debilidad absoluta! Lo cierto es que es muy curioso cómo cambian las percepciones de lo material de niños a adultod. Ese típico «se entretiene con cualquier cosa» o con más pequeños, que se dice que prefieren la caja al juguete… Y es verdad, de niños, como con Clarabella, miramos lo que nos reporta en términos absolutos. Si nos divertimos y nos imaginamos nuestras películas, será perfecto y lo adoraremos. Todo es inocencia, es juego. Por desgracia, de mayor… De mayor con las mujeres funcionaban muy bien regalar libros de recetas. Pero, la verdad, al final de mayores sí vamos a lo que valen las cosas económicamente, y perdemos esa candidez. Creo que tendré que abrir mi cesto de mimbre con todas esas cositas y subirlos por Instagram, o hacer por aquí una sección de reliquias.
      Muchas gracias por tu comentario, y me alegro mucho que te haya gustado 🙂
      Un saludo

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